Como ya dije ayer, se acerca el final
del primer trimestre. Y me gustaría compartir la nueva experiencia que he
vivido hoy.
He podido asistir a la reunión de
evaluación de tercero (el curso en el que me encuentro realizando mis
prácticas). En la evaluación la tutora de cada clase es la encargada de ir
hablando de todos y cada uno de los alumnos de 3º A y B (ya que se trata de un
colegio de línea 2), haciendo especial hincapié en los alumnos que tienen
dificultades, problemas de aprendizaje, etc. Y todos los demás profesores
vinculados a este curso van haciendo aclaraciones o confirmando lo que la
tutora va exponiendo.
Los temas tratados en esta reunión
de evaluación por lo general han sido: los niños que trabajan todos los días y
sus resultados son muy buenos, los cambios que han ido sufriendo algunos
alumnos (en cuanto a comportamiento, estudio, implicación, timidez, etc.) durante
el trimestre tanto para bien como para mal, las actuaciones de los padres con
sus hijos (si les ayudan a realizar las tareas, le exigen mucho, no prestan
ninguna atención a la educación de sus hijos, etc.).
De todo esto lo que más me ha
llamado la atención, y sobre todo lo que más pena me ha dado, es que los chicos
que van un poco peor con el curso es seguramente debido a los problemas
familiares que sufren. Es una pena que niños que tienen muy buen fondo estén continuamente
intentando llamar la atención en clase, sin aprovechar casi ninguna de las
sesiones.
En definitiva, los padres son el pilar
fundamental en la educación y felicidad de sus hijos.
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